Música en tierra mojada


cropped-perfil-fb-e-iso.jpgPuedo ver todo lo que escucho. Lo mido en oleajes en mi piel. Salados mis bostezos dejan que los reptiles aumenten las pausas.
Volé durante años en cartas sin estampa, días y noches por Hollers y hoy entiendo. Atravieso el sonido.

Veo sus rostros, puedo tocar la madera podrida.
Mis uñas son picos inquietos de aves de rapiña en el paraíso del otro, que también escucha, y no sabe por snob. En el dolor empieza la vida. Hasta entonces sólo un blanco imitando al gran señor, a mi costado molestando.
No se puede saber sino dolió. Pájaros de plazas con calesitas lujosas queriendo ir a los arboles del cielo, por el camino de la radio de internet. Mi indignación e intolerancia por los corazones sordos me pone vieja.

La cruz de mi combinación. Las Blue Notes del viernes. La historia, mi boca, el precipicio. Lo que sè, y no sè resolver. La canción de cuna de Mamma Blues, y mis imparables ganas de llorar al dormir, al nacer y al morir, por sentir. Por haber llegado a los limites y haberlos burlado con «fuck you» en off.
Sé resistir, y reconocerme en la sombra como la de pocos amigos, con zapatos rotos pero limpios. Antes de dormir vuelve a mi el olor a quemado de la vela recién apagada, y
me hunde en la sustancia negra de los pensamientos de los falsos Oid mortales.

Supe distinguir en la oscuridad los fantasmas de afuera con los de adentro, y los vecinos. Me vi enfrente de mi cama muerto/a, por aburrimiento. Lavé mil veces las enaguas de la ira, y respiré profundo para resistir mejor la melodía.

Entendí  que lo que tengo que aprender , es a estar preparada. Ser humilde. Hablar poco. Unir la vergüenza y el respeto, y saber cuando despedirme.
El beso del gigante me dejó muda el resto del viaje nocturno. Como cuando tuve que responderle a la luna por mi ancla de material inalterable.
Todo es hueso y barro en mi casa del río. Y mi alma  le canta  a su coro de mounstros. Ahora soy mi resplandor. Imaginación sonora de mi libertad, mi emoción perceptiva en desarrollo absorviendo swing.
Hembra y esclava de las quejas del alma vibrante y madre, que une a los ancestros. Adoro también el silencio, pero mi raíz huele a música en tierra mojada.

Más acá los museos se encargan de levantar jardines conmemorativos con bancos y paredes de agua alrededor de las tumbas como lo hicieron con  BB King.
Y yo sólo espero llegar temprano a la cena de las voces  de los instrumentos abandonados, y cerrar los ojos para que puedan volver a parirme.


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