El trauma vinculado con el fenómeno de la repetición.

Por Daniela Alejandra Décima Oneto.

¿Qué pasa cuando repetimos actos?… ¿por qué un trauma nos hace repetir acciones?…

Para ello partimos como disparador de esta conceptualización del trauma y la repetición una película, Mulholland Drive o como se conoce en español “el camino de los sueños” del director David Lynch.

     Voy a realizar una pequeña reseña de la película para poder entrar en los conceptos:

    Después de un extraño accidente de coche en la carretera Mulholland Drive de Los Ángeles, una mujer que queda medio inconsciente tras lo sucedido se oculta en una casa. Betty, la sobrina de la propietaria, una mujer que sueña con ser actriz, recién llegada a Hollywood, la encontrará totalmente amnésica y decide ayudarla. En el bolso de la joven desconocida se encuentra con una llave azul y una variada cantidad de fajos de billetes. El nebuloso recuerdo de un nombre, Diane Selwyn, las ayudará a ambas en el intento de averiguar la identidad de la misteriosa mujer y por qué motivos ha sufrido tal accidente, sabiendo cuál es la verdad que se esconde tras la extrañeza de los hechos.

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    En un primer momento nos ubicaremos en la conceptualización del trauma en el marco en donde se hallaría la base de la formación de los síntomas histéricos y neuróticos ya que no se trata de que la histérica haya olvidado, sino que está enferma por no olvidar.

       La neurosis se define, entonces, por una imposibilidad de olvido. En este marco, es caracterizado por una perspectiva económica y psíquica. Así cuando el quantum del trauma supera a las capacidades del sujeto para tramitarlo en el marco de las representaciones conscientes, aquel se transforma en las causas de las formaciones sintomáticas.

        En unas primeras formulaciones Freud localiza el trauma en la realidad, en tanto acontecimiento verificable efectivamente ocurrido asumiendo que el trauma tendrá un valor etiológico en el desencadenamiento del síntoma histérico, y será llamado trauma psíquico.

      Años después, el alcance etiológico del trauma fue disminuyendo a favor de la vida fantasmatica y de las fijaciones a las diversas fases libidinales (desarrollo psicosexual). El punto de vista traumático, aun cuando no resulta abandonado, se integra en una concepción que hace intervenir otros factores, como la constitución y la historia infantil. El traumatismo, que desencadena la neurosis en el adulto, constituye una serie complementaria junto con la predisposición que a su vez incluye dos factores complementarios, endógenos y exógenos.

          Hacia 1905, Freud considera al trauma en un registro diferente al registro del acontecimiento, aquel trauma solía combinarse con ciertas fantasías reparadoras, y el núcleo de lo verdaderamente ocurrido resultaba refractario y resistente a su recuperación.

    El trauma, ya sea un hecho ocurrido en el plano de los acontecimientos, o bien, un hecho psíquico; producía igualmente sus efectos patológicos. Por ello, Freud introduce un término que se aplicara a la realidad psíquica (Fantasmatica), cuya verdad no se rige por la legalidad de la adecuación con la cosa, sino por la legalidad que proviene de la estructura misma de la significación, este término es la psychische Realitat.

     En el año 1920, la concepción del trauma en Más allá del principio del placer,  será vinculado al fenómeno de la repetición. En efecto, se repite lo que no se puede recordar, y por ello, el trauma deviene en actual en el marco de la repetición según la lógica temporal de la resignificación. El sueño traumático es entonces el paradigma de la repetición.

          Toda la investigación de Freud de la repetición como función no se define mas que al apuntar así a la relación entre el pensamiento y a lo real. Esta conclusión se introduce con la rememoración que realizaban las histéricas con respecto a su deseo que era el deseo del padre. Con ese motivo, la repetición no es reproducción.

         Reproducir es lo que se creía que se podía hacer con la catarsis, una de las primeras técnicas psicoanalíticas empleadas por Freud. El recuerdo es la vía que conduce al acontecimiento traumático. Se trata de la ligadura de una representación con el afecto correspondiente y el supuesto es que esto se produce cuando el paciente bajo hipnosis o bajo sugestión logra recordar el suceso traumático. Si bien Freud abandona la idea de catarsis, sigue considerando la idea de que había que buscar la aparición como recuerdos de los sucesos realmente vivos y determinantes del síntoma.

         En estos términos se presenta una memoria que no requiere un sujeto que recuerde, memoria que opera como limite de la rememoración.

        Esta idea de memoria esquiva al recuerdo, puede ubicarla en la noción de recuerdos encubridores, que permite diferenciar, una memoria que se activa en la repetición y  por otro lado el recuerdo que supone el retorno de lo reprimido.

         En el límite, el recuerdo encubre un punto que queda por fuera de las representaciones, más allá de las representaciones en el cual deviene la angustia.

      El entramado que se entreteje en la historia de un sujeto, no coincide con el pasado, ya que será a partir de un futuro que ese pasado se produce.

Para Lacan lo real esta en el plano de la repetición como una nueva forma de caracterizar a la insistencia del significante. Lo real será definido en el marco de la repetición como la compulsión de repetición.

A modo de conclusión podemos decir que el factor traumático, que no puede ser anulado por el principio de placer, ya que no puede unirse a un significante, es donde se asienta la insistencia del trauma por ligar repetidamente lo que no tiene simbolización.

Lo que queda por fuera de las representaciones es entonces la repetición.

     La repetición destruye  la idea de actualización idéntica al pasado. El pasado se tendrá o se va a construir y  entonces  aparece una    concepción de memoria tal como  “producir el recuerdo”, no recuerdos  de la infancia sino sobre la infancia y que en el recuerdo, por el trabajo de la memoria, no se reproduce lo que debería de un modo correcto reproducirse, sino siempre algo distinto ya que no hay inscripción de lo idéntico sino de la diferencia. El psicoanálisis se diferencia entonces de la filosofía en donde la repetición es el eterno retorno de lo mismo.

       La repetición no es ordenada por la cronología, rompe con la linealidad progresiva, y establece una retroalimentación significante ya que solo puede ser repetido lo que no se simboliza.

En consecuencia de estas afirmaciones la repetición introduce la noción de trauma en la postura psicoanalítica.


Bibliografía:

  • Freud, Sigmund, Recuerdos Encubridores, 1899.
  • Freud, Sigmund, Mas allá del principio del placer, 1920.
  • Freud, Sigmund, Nota sobre la pizarra mágica, 1925(1924)
  • Sánchez, Maria del Carmen, Limites de la rememoración.
  • Lacan, Jacques, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Seminario 11.
  • Laplanche/ Pontalis, diccionario de psicoanálisis, Paidos, edición 2000.

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