Actualidad y opiniones: Son todos unos hijos de puta


 

cropped-perfil-fb-e-iso.jpgComo a cualquier monigote insertado en una sociedad, la actualidad política del mundo me preocupa, y en particular la actualidad de este país, el nuestro. Hay aproximadamente una mitad de la población que piensa de cierta manera, y la otra piensa lo opuesto. Antes había un sector en el gobierno, ahora cambió el frente, pero la cosa viene de mucho antes. En bastantes casos se odian entre sí; a muerte. Quizá usted no lo quiera pero terminará parándose de un lado u otro, incluso sin saberlo. La situación lo afectará. Se abrirá la cabeza, e intentará convencer a su familia o amigos de que su lugar es el correcto.

Yo prefería el anterior gobierno por la reivindicación de las políticas de Derechos Humanos. Después me gustaron algunas cosas y disgustaron otras. Voté la segunda vez a la presidenta, y a perdedor en Buenos Aires; les di el voto en los balotajes. Casi siempre corté boleta. No era para tanto. Atención:

“Te convencieron bajando el cuadro de un presidente militar”, me dijo un familiar.

“Bueno. En principio” contesté.

“¿Y qué pasa con la gente que se muere de hambre en ‘El Impenetrable’?” me echó en cara.

“Qué pasará ahora ahí con este gobierno que considera un gasto el subsidio a la población en general”, repliqué.

Siguió: “Prefiero pagar más impuestos y que la plata vaya a otras cosas”.

Yo: “¿Adónde creés que va la plata hoy? Sirve para subsidiar corporaciones, el presidente y los ministros son socios”.

Su respuesta: “El gobierno anterior eran chorros que en primer lugar quisieron tranzar, y como les salió mal se hicieron los idealistas del idealismo. Prefiero votar a la derecha que sé cómo son, no generan expectativas. Te engañaron con espejitos de colores”.

“Que a un trabajador le aguanten quinientos pesos de tarifa de luz o gas es mucho menos espejito de color que si le cobran la tarifa entera y usted va y la paga alegremente”.

“Nene, ahora se está pagando la fiesta de empleados públicos y canales estatales. Todos comprados”.

“Nunca los escuchaste ni conoces a nadie”.

“No voy a escuchar ningún canal con publicidad del estado mientras siga muriendo gente de hambre en ‘El Impenetrable’”.

“Entonces poné en duda también a tu Diario Trompeta, que hace negocios siempre, en las buenas épocas y en las muy malas también…”

El Diario Trompeta. Un Gran Poder, le guste o no. Contrató montones de voluntades, de sucursales, maneja negocios en toda la comarca, sirve como herramienta de presión, y nunca pasa por el trauma de una elección.

Siguen los comentarios antológicos:

“Yo no estoy de ningún lado en política” dice un amigo.

“Pero no te parece que en algún momento vas a estar peor o mejor con alguna administración y quizá te sientas más inclinado hacia un partido o el otro”, le pregunto.

“No, son todos unos corruptos hijos de puta” contesta.

“Suponiendo que tengas razón, ¿podría ser que algún partido político te trate mejor más allá de su condición natural?”

“No, a la larga todos te van a cagar…”

Parece que la vida política en Argentina siempre está igual: son todos unos hijos de puta y este país es una mierda. Basta con la primicia. Quizá sea una forma de trabajar. Los medios de comunicación deberían tratar los asuntos de las distintas personas de los distintos partidos con ecuanimidad, y no lo hacen: tienen posturas de clase, ideológicas, audiencias, intereses… altos intereses, los propietarios especulan y pagan a quienes saben calcular dónde poner el dinero. Compran una voluntad, y el público tira todas las demás a la basura; depende si comparte o no su opinión. ¿Influirá eso en nuestra vida diaria, o sólo importa que los políticos sean honestos?

“Es culpa del gobierno, ellos tienen que dar el ejemplo” contesta más de uno. Es verdad, pero si nada de nada influye en usted por lo menos debería sopesar que, como ciudadano de a pie, alguna administración política lo trató mejor o peor. ¿Seguro que son todos, igual de hijos de puta? La idea misma la fomentan estos medios de comunicación, aunque ellos caigan en la bajada de bandera: la gente dice que son todos hijos de puta, pero a los medios les creen. Es más fácil. Les provoca desconfianza el intento de compromiso político. Los asusta. Cualquiera falla invalida el Todo. Una puerta hace ruido al abrirse. Los avances en derechos humanos y civiles se producen cuando la gente se manifiesta políticamente activa para conseguir mejoras. Si usted sabe eso, entonces esa fuerza de medios de comunicación y de interés que moldea mentes quizá pierda parte del ingreso de uno de sus consumidores. Esto representa una piedrita en el zapato de esos verdaderos hijos de puta que casi nunca salen a la luz.

En la última movilización del 24 de Marzo (conmemorando el Golpe de Estado Cívico-Militar de 1976) hubo gente que quería ir a la marcha pero no fue porque una de las presidentas de Madres de Plaza de Mayo llegó con un personaje medio pedante, intolerante, mediáticamente polémico, o póngale el calificativo que le guste. “Yo no fui porque la señora no puede ir con ese tipo que no es democrático ni tolerante”, me dijo un colega. Le dije: “Si está a favor de la consigna y quiere ir, vaya. En toda reunión siempre hay alguien que a uno no le gusta: oportunistas, diletantes, etc. Yo soy una manifestación de uno. No me gusto, pero sigo”. Insistió: “No, a una manifestación por la tolerancia no puede ir un intolerante”. Lo pensé bien, y pregunté: “Entonces, ¿qué va a hacer? ¿Se pasará al sector más conservador de la sociedad? ¿Tiene plata? Sepa que ahí también hay fachos o racistas abogando por la ‘Paz y Amor’”.

Ningún sector es más bueno o tolerante sólo por ser minoritario o porque lo trataron mal o por tener menos o por no tener la batuta, pero ¿prefiere salvar a los poderosos de repartir la ganancia por riesgo a que los débiles se vuelvan unos reverendos hijos de puta?

Algo pasó con la muerte del ex presidente, con algún problema de salud de la ex presidenta, y con el inconveniente del presidente de ahora. En su momento hubo chistes o incluso festejos, no sólo en las Redes Sociales. En estos asuntos no se puede negar: hay hijos de puta en cada sector. El humor es gracioso a menos que le pase a alguien cercano. Con un presidente tan etéreo como el que hay, y considerando las cosas que está imponiendo a grandes sectores de la población, las que pretende hacer, las razones que intenta esgrimir, y el trato suave de buena parte del periodismo que antes saltaba por cualquier cosa que hiciera o acusaran de hacer a la presidenta, comprendo que alguien se ría si el mandatario tiene una indisposición estomacal por poner mucho lácteo en el “waffle” o el “croissant”. Nadie está hecho de piedra.


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